En plena Semana Santa no podía dejar de hacer esta receta de gachas tradicionales de leche.
No os niego que ya me he comido alguna que otra torrija porque son uno de mis postres favoritos pero esta deliciosa receta tan sencilla y humilde no podía faltar porque a mi abuela le encantaban y las hacía divinas y recuerdo que eran nuestra merienda antes de irnos a ver procesiones.
Estas gachas tradicionales de leche son típicas también de la festividad de Todos los Santos.
Ahora en Semana Santa vuelven a degustarse y hace unos días que me vienen tentando desde las vitrinas de las pastelerías de mi ciudad. Desde ese momento pensé en hacerlas y compartirlas con todos vosotr@s. Además, caseras aún resultan mejores
En esta época del año es fácil encontrar estas poleás en pequeñas tiendas y comercios especializados o ,no tanto. Se suelen comercializar en pequeños envases de aluminio individuales o más grandes, listos para hundir la cuchara en su deliciosa y azucarada masa.
Estas gachas dulces, cuyo origen desconozco , si tienen una bonita historia detrás o al menos eso me contaba mi abuela.
Ella me explicó que con la mezcla de agua y harina se formaba una masilla con la que taponaban cerraduras y rendijas de las casas la noche de Todos los Santos para que no se escaparan las almas de los muertos propios ni entraran los espíritus extraños.
Si sobraba parte de esa masa, a la mezcla se le echaba azúcar o miel y se convertía en una cena dulce. Menuda historia, ¿ no os parece? En cualquier caso la receta bien vale la pena.
Ciertamente este postre es muy antiguo. Gachas a base de trigo o cebada, se cocinaban en el antiguo Egipto y en Babilonia.
En Andalucía, según la zona se les llama gachas o poleás.
Según wikipedia, en Cáliz ,Sevilla y Huelva, derivan de las populares gachas, hechas en épocas de dificultad, y elaboradas sólo con agua y harina, a las que para darles sabor se les añadían sal, matalahúva, o anís verde y azúcar al cocinarlas acompañadas de unos coscorrones de pan frito.
Éstas famosas gachas cordobesas ya aparecían en la Época Romana recogidas por Marco Gavio Apicio en su obra “De re coquina ria”
Un postre humilde sin duda, que como toda receta tradicional elaborada con ingredientes tan sencillos, resulta exquisita.
Es ideal para esas ocasiones en las que no apetece cenar demasiado y con algo de fruta la cena está más que resuelta . Son pura delicia, no os lo niego.
Realmente es una suerte tener especialidades diferentes en cuanto a recetas para cada festividad : torrijas, rosquillas, huesos santos, monas de pascua.
Cómo nos gusta endulzar cualquier fecha del calendario y de paso ya tenemos la excusa perfecta para ingerir alguna caloría extra. Pero ¿ qué le vamos a hacer?
Tampoco es necesario complicarse la existencia. Porque los días libres, puentes y vacaciones están hechos para descansar y disfrutar no para acabar de los nervios, agobiados en la cocina, por elegir una receta demasiado compleja .
A veces, disfrutar de un dulce postre no significa complicarse en extremo; simplemente lo sencillo es doblemente rico y estas gachas de leche tradicionales son un buen ejemplo.
Son un postre de nivel fácil- facilisimo. Apto para principiantes.
Cómo hacer gachas de leche
¡Es tan sencillo y rápido poder disfrutar de unas tradicionales gachas de leche! ,que ya estáis tardando en ir a la cocina y sorprender a todos en casa .
Quizá esta misma tarde salgáis a ver alguna procesión y a la vuelta os apetezca un platillo dulce de gachas . Descalzaos y relajaos en vuestro sofá favorito mientras las tomáis frías o tibias aunque hay quien las prefiere calientes.
Pero vamos con la receta que es lo que más nos interesa.
En una sartén ponemos el aceite de oliva virgen y dejamos que se caliente. Mientras hacemos trozos el pan y freimos hasta dorar. Retirar el exceso de grasa en papel absorbente. Reservar.
El crujiente que aportan los tostones o coscorrones como decimos por aquí junto a la untuosidad de la gacha es, en si, delicioso.
Aparte, en un cazo, incorporar el mismo aceite de los tostones que ya está caliente, la piel de limón y la cucharada de matalahúva, manteniéndolo en el fuego hasta que la piel comience a dorar. Pero ojo que no se queme, ni la piel ni el anís verde.
Muy rápidamente ponemos el vaso de harina y comenzamos a mover y mover para que la harina se tueste y pierda su sabor crudo.
Cuando ya la harina esté lista, agregamos los 3 vasos de leche, los dos vasos de agua, la rama de canela y una cucharadita de sal espolvoreada.
Ahora con una espumadera o varillas manuales, según vuestra destreza, comienza a remover y mover, en circulos, intentando presionar con la espumadera los grumos de harina.
Cuando comiencen a tener constistencia, agrega las cucharadas de azúcar, a tu gusto, y un chorrito de anís seco
Sigue moviendo hasta que la harina ligue por completo y haga “pompas”.
Para comprobar la textura observar que al inclinar la cuchara caen unas gotas pero pronto se solidifica la masa y dejan de caer. Ese debe ser el punto.
Con esa textura, retirar del fuego y repartir en una fuente o en cuencos individuales.
Hasta aquí la elaboración y la presentación no puede ser más sencilla la gacha de leche y unos croutons en su versión inglesa o picatostes .
Es una gran idea incorporar a las gachas de leche frutos secos como piñones o almendras que aportan un contraste de texturas interesantes , un hilo de miel o canela.
Espero que os salgan unas gachas deliciosas , porque la receta es muy muy fácil. El resultado será un postre o merienda ideal para esta festividad…. y que sorprenderá a más de uno.
- Harina de trigo( 1 vaso).
- Aceite de oliva ( 1 vaso).
- Leche entera (3 vasos) puede ser sin lactosa perfectamente.
- Agua (2 vasos).
- Azúcar (1/2 vaso).
- Matalahuva o anis verde en grano ( una cucharada sopera).
- Anis seco ( un chorrito).
- Pan ( de víspera).
- Canela en rama.
- Piel de limón.
- pellizco de sal.
- En una sartén ponemos el aceite de oliva virgen y dejamos que se caliente. Mientras hacemos trozos el pan y freimos hasta dorar. Retirar el exceso de grasa en papel absorbente. Reservar.
- El crujiente que aportan los tostones o coscorrones como decimos por aquí junto a la untuosidad de la gacha en si es delicioso.
- Aparte, en un cazo, incorporar el mismo aceite de los tostones que ya está caliente, la cáscara de limón y la cucharada de matalahúva, manteniéndolo en el fuego hasta que la cáscara se empiece a dorar. Pero ojo que no se queme, ni la piel ni el anís verde.
- Muy rápidamente ponemos el vaso de harina y comenzamos a mover y mover para que la harina se tueste y pierda su sabor crudo.
- Cuando ya la harina esté lista, agregamos los 3 vasos de leche, los dos vasos de agua, la rama de canela y una cucharadita de sal espolvoreada.
- Ahora con una espumadera o varillas manuales, según vuestra destreza, comienza a remover y mover, en circulos, intentando presionar con la espumadera los grumos de harina.
- Cuando comiencen a tener constistencia, agrega las cucharadas de azúcar, a tu gusto, y un chorrito de anís seco
- Sigue moviendo hasta que la harina ligue por completo y haga "pompas".
Silvia
Preciosas fotos e increible receta tendre que intentarla ! Gracias por el trabajo que haces eres increible!💗💗
Silvia Ramos
Hola Silvia,
Gracias por tus palabras.
Seguro la mejorarás. Es muy fácil pero deliciosa!
Besos.
Asuncion
Deliciosa receta muy apetecible estos días tan frescos
Silvia Ramos
Gracias Asunción,
Si que es verdad, lo mismo se pueden tomar frias, tibias o calientes.
Un saludo!
soledad
Como me gustan las gachas y éstas se ven deliciosas.
Marisol
Me ha encantado leer la historia de las gachas y la alusión que haces a su origen romano. Me ha parecido curioso que en otras zonas también se taparan las cerraduras. En mi pueblo, de la comarca de La Loma, Jaén, hasta hace unos veinte años, la víspera de los Santos cenábamos gachas y con lo que sobraba, los niños y adolescentes íbamos a tapar cerraduras. Finalmente tuvieron que prohibirlo porque algunos se pasaron y hacían daños en fachadas y vehículos.
Silvia Ramos
Hola Marisol,
Es una historia preciosa y curiosa.
Yo cuando lo descubrí me quedé fascinada.
Es curioso como tras ciertas recetas hay un trasfondo de historia hermosa.
Pero claro, siempre hay quien al final se pasa, y nos quedamos sin tradiciones.
Que bien que me lo cuentes.
Besos